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Promoción de Grado, Marzo 2016

  • Kumu Alberto López Leo
  • 15 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

El camino del guerrero es largo, y duro, se va comprobando a lo largo del tiempo, no todas las personas tienen la capacidad, resistencia psicológica y física para aguantarlo y esto es una realidad.


Las personas que se embarcan en aprender un arte marcial están hechos de una pasta especial, muchos comienzan probando y para ellos puede ser una forma de ocupar el tiempo que les sobra haciendo una actividad física, otros simplemente les llama la atención por la mística que se encuentra detrás de cada arte, otros lo tienen muy claro y se dedican por entero a ese arte ya que de siempre les interesó.


No se sabe con certeza que es lo que nos impulsa a continuar o que es lo que cala en nosotros el seguir adelante, aparte claro está de la constancia, el afán de superación y lo que cada uno en nuestro interior tenga como propósito.


En mi carrera como entrenador he tenido muchos tipos de alumno, unos simplemente probaron y se fueron, argumentando que: “es muy duro” o que estamos “locos”, otros a pesar de querer continuar las circunstancias de su vida no les dejaron y siempre han tenido esa espinita clavada de decir: “si yo quiero, pero…”, podría contar muchos casos más y estoy seguro que cada entrenador podría darme un nuevo ejemplo de fracaso.


Fracaso, parece una palabra muy fuerte, pero no lo es, muchas veces emprendemos cosas, incluso cotidianas en las que no llegamos a su término y por lo tanto fracasamos, pero eso nos hace superarnos, con lo que yo la palabra fracaso la uso siempre de manera positiva porque produce un cambio en nuestro yo interior.


También he tenido alumnos que a pesar de haber llegado a la primera etapa de su entrenamiento y haber logrado llegar a cinta negra, luego no han continuado pensando que ya habían logrado todo y que ese era el fin de su carrera marcial. Que equivocados están, el camino del Budo es largo y requiere más de una vida para recorrerlo, siempre aprenderemos algo nuevo y siempre tendremos la posibilidad de perfeccionar algún movimiento más.


Pero el que sigue, el que está ahí, aunque sea uno de entre cien ya supone un éxito, porque siempre habrá gente que quiera compartir tu camino y que entienda lo que tú haces, es lo que me llena y lo que me hace sentir orgulloso de ser entrenador.



Cuando comencé con este grupo no me llegaba a imaginar que entenderían tanto este concepto, trabajar con personas adultas requiere un esfuerzo extra ya que cada uno tiene su vida hecha y tiene que adecuarla en torno a los entrenamientos, eso cuesta mucho, la sociedad y los hijos en muchos casos nos mueven muy deprisa y nos hacen renunciar a muchas cosas en favor de otras.

Pero en este caso no, a pesar de los hijos, trabajos, turnos, casas, y un sinfín de impedimentos este grupo sale adelante, un grupo sano, fuerte y con muy buen humor, siempre motivados y dispuestos a cumplir todas sus metas.


El trabajo de cada día se expresa en el examen, la prueba donde tienen que darlo todo para demostrar que no solo se han aprendido una serie de técnicas y formas o katas o lo que cada arte marcial lo llame, sino que son capaces de aplicarlo e interiorizarlo para su crecimiento personal, hacerlo parte de ellos y continuar hacia delante, ese es el camino, eso es Budo.


Personalmente considero dentro de los grados de color que el cinturón verde es el punto de no retorno, el ecuador, y quien es capaz de llegar hasta allí continuara su camino, al menos hasta negro.


Por eso doy mis felicitaciones a todas esas personas que no solo comienzan un arte marcial, sino a las que continúan y a las que lo consiguen, sois grandes y no todo el mundo llega donde llegáis vosotros.


Los exámenes son duros, nos prueban, tanto física como psicológicamente y nos llevan al límite, y ahí es donde comprobamos que podemos sobrepasarlos y continuar, eso nos hace grandes y nos supera.

Siempre he pedido a las cintas negras que me acompañen en los exámenes y que colaboren con los que se examinan, ellos son fuente de apoyo e inspiración. Ellos superaron en su día muchos exámenes como esos y aunque ahora su camino gire en torno a la perfección y su aprendizaje requiere de mas tiempo, no dejan de ser un objetivo marcado por el aspirante a ser como ellos.


Gracias por estar presentes, ratificar los exámenes y ayudar a vuestros compañeros.

Que nunca digan que no os lo habéis ganado, eso digo a mis alumnos viendo sus caras después de un examen, exhaustos y satisfechos por haberse superado a ellos mismos.

Felicidades, a tod@s y seguid trabajando así.



 
 
 

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