CÓNICA DE UN SUEÑO
- Juan Francisco Blazquez
- 18 jun 2016
- 4 Min. de lectura

Todo empezó hace algo más de un año, al entrar en el gimnasio donde imparto las clases de boxeo, kick boxing y defensa personal, GYMPOINT ILLESCAS, me esperaba un hombre con su mujer y dos hijas, se presentaron, él era Luis Nanton, su mujer Esther Portela, su hija mayor Cynthia y la peque de la familia Clara, que apenas contaba con 12 años. Me pidió ver una clase ya que estaba pensando en apuntarse, accedí encantado y le invite a participar en ella, el no pudo por no llevar ropa deportiva pero las dos hijas entraron, les gusto y se apuntaron los 4.
Como dicen mis amigos no tengo alumnos, tengo familia, los metimos en el grupo de whatssap de la clase y de inmediato entraron en la dinámica del grupo dentro y fuera de la clase.
Clara en seguida se decanto por el boxeo, fue como un huracán en la clase, a las pocas semanas se la veía un estilo muy elegante y bonito, muy cerradita de guardia y una potencia fuera de lo normal, chocaba de lleno con su carácter alegre y cariñoso, alguien que pasaba en cuestión de segundos del “chachi pistachi” al crochet de izquierda, que antes de ir al instituto saludaba por el grupo con un “buenos días maquinotes”, que ponía en una red social “practico boxeo porque prefiero que me partan la cara antes que el corazón” con tan solo 12 años tenía que sentir este deporte todavía mal visto en mujeres por algunos muy adentro.
Por su carácter extrovertido y cariñoso, paso a ser el juguete de la clase, tuve que ponerla con los chicos más mayores ya que con las chicas, no se exigía tanto. En seguida empezaron a ponerla apodos como, bicho, guantes de oro y killer.

Poco antes del verano pasado, cubrí una clase a mi gran amigo Justo Antonio Molina, con el que tengo una estupenda relación y colaboramos estrechamente en todos los proyectos sobre artes marciales y deportes de contacto, pedí a los padres que la llevaran ya que tenía niños uno o dos años mayores que ella y yo quería ver su nivel real ya que en clase siempre entrena con personas más mayores. Cuando la vi entre ellos, se notaba más la clase y el estilo que tiene, volvimos otro día y guanteo con el campeón de España profesional Hugo Carrizo, que la califico como una bomba.
Para motivarla y ver como reaccionaba en público, decidí sacarla como ejemplo de potencia, rapidez y esquivas, en un seminario sobre violencia de género que impartimos Justo y yo en Guadalix de la sierra, en el primer directo de izquierdas enmudeció el pabellón, luego prácticamente voló con las esquivas, en ese momento tras hablar con justo, empecé a pensar en mirar un poco más arriba, tenía que dejar de ser la niña bonita sonriente con muy buenas manos y sacar el potencial que yo sabía que tenía.
Siguió haciendo pequeñas demostraciones en eventos, pero había que dar un paso más para motivarla, surgió la posibilidad de presentarla al campeonato de España de light contact, ya que por la edad no se puede ir con contacto, ni yo lo hubiese permitido, se lo propuse a sus padres, que tras explicárselo accedieron, se lo comentamos y accedió encantada.
Comenzó un duro trabajo, poco tiempo y la niña tenía que faltar a 3 clases por estudios. Lo primero la pierna ya que no sabía, a la semana llegaba con ella bastante más de su altura, seguimos quitándola los ganchos, que aunque es su especialidad estaban prohibidos y por último la explosividad ya que es punto stop.

Tras hablar con Clara y comunicarla que podría estar otro instructor con nosotros en el campeonato, me pidió que fuera Justo ya que había entrenado con él y se tenían mucho cariño, fuimos también alguna vez a entrenar con mi amigo Raúl Ahijado, que tuvo el detalle de dedicarse en cuerpo y alma con Clara. Y ya solo quedaba el campeonato.
Aunque parecía tranquila Clara estaba muy nerviosa, el pesaje fue a las 8:30, la puse unas guantillas para calentar y note como llamaba la atención de otras competidoras. No sé el motivo pero las niñas de su categoría, no estaban o no querían participar, menos de 60 k, que cumplieran máximo 14 años en el año vigente y máximo cinturón verde. Alguien decidió que podía pelear con otra niña de unos 10 kilos más, cinturón marrón y dos años más, lógicamente me negué. Tuvo otro combate nulo ya a las 13:00 h, con otra niña cinturón rojo, y nos informaron que no habría más combates, ahora como explico a una niña de 13 años, que el deporte es justo, que se ponga a régimen dos meses, que nada de chuches y que se sacrifique. En principio nos dicen que Clara gana al no presentarse su rival, después la intentan poner con alguien mucho más pesada, mayor y que excede de cinturón, seguidamente otro nulo también excediendo el cinturón y cuando todo había acabado, anuncian por megafonía a las 16:00 h, competiría Clara junto a la campeona canaria de origen alemán.
Clara me miro totalmente desmoralizada y me dijo grandu (que así es como me llama), no quiero competir, ¿qué más va a pasar? Tampoco es verde, pero Justo saco su poder de convicción, y tras bromear con ella decidió competir.
Estaba desganada, con el casco puesto y la dije que si quería nos íbamos, me dijo que no, la dije “para mí ya eres la mejor, da igual lo que pase, sal y disfruta que esto es un recuerdo para toda la vida”, ella abrió mucho sus ojos azules, sonrió y paso al tatami. No solo soy su instructor, tenemos un vínculo muy bonito, tanto con ella como con toda su familia, y me considero amigo de ellos, por eso cuando hizo el primer punto, choco los guantes y me miro, sabía que iba a ganar. Sigo sin comprender por qué la penalizan por caerse y a su rival no por tirar golpes no permitidos, pero a base de directos, frontales y una espectacular circular de izquierda con la pierna adelantada, se llevó el campeonato, ahora estamos a la espera que a partir del 4 de julio la entreguen la medalla, ya que por problemas técnicos trajeron solo la mitad de trofeos y se los dieron a los más pequeños.
Solo resaltar lo orgulloso que estoy de ella y de los demás alumnos, que se han volcado con Clara dentro y fuera para ayudar a esta campeona que no tiene techo.

Juan Francisco Blazquez
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